Bicho de la nostalgia que se lame las pulgas para agradecerles no sentir soledad.
Pensar en esos ojos verdes que un día brillaron como el sol y hoy, en color sepia, nos cachetean la realidad en cada vuelta de mate. Pensar también en esas revoluciones que nacían al mismo tiempo que se morían una y otra vez, como el 0,3 periódico, esperando el triste interminable final de la historia. Momento minimalista y de inseguridad absoluta que se corta en el instante que un grito de resurrección logra envolver el alma en un aire renovador. Una vuelta de página del espíritu que renace y brilla una y mil veces, no reencarnado, ni en otra vida, sino en ésta, en éste tablero y con las cartas sobre la mesa. Redoblando así la apuesta para poner en juego novedosos colores y nuevos ojos (holísticos de por sí) que logren devolverle al sol su lugar, y que el frío de una buena y puta vez ceda terreno al calor y podamos gritar a viva voz que por primera vez valió la pena…
Yanta es Diego Yamus
miércoles, 23 de septiembre de 2009
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