jueves, 17 de septiembre de 2009

Lo efímero I y II por Luis Grus

Lo efímero I

Aquí se la conoce como yerbera. Andrea lo niega y asegura que el nombre real de esta flor es gérbera. Eso será en los jardines de Bogotá, me burlo mientras sigo el vuelo errabundo de un pez en las alturas. Luego empieza una discusión que sólo termina cuando comprobamos que la fulgurante yerbera o gérbera se ha marchitado. El nombre importa menos ahora. La flor, el amor, la juventud, el entusiasmo, la turgencia de las carnes y las ideas –la vida misma- son lluvias pasajeras. Volvemos entonces a la vieja senda de vivir cada día como si fuera el último. Retomamos el consejo de aprovechar el instante y dejarnos afectar por lo que sea. Muchos se enojan ante el continuo desmoronamiento de las cosas. Les cuesta admitir que algo, justamente por ser efímero, vale mucho más. La vida eterna (una gérbera o yerbera siempre viva) sería intolerable.

Lo efímero II

Pequeña muerte, llaman los franceses al orgasmo. Pequeña vida, medita una mariposa al final de la jornada. Flor de baja calidad, se dice de una rosa cuyos pétalos cayeron. Hay que ser prácticos. ¿Para qué perder tiempo amando a un ser del que vamos a separarnos? ¿Y qué sería aprovechar mejor el tiempo? Hombres y mujeres se operan, se maquillan, se disfrazan y se niegan. No soportan la caducidad de la belleza. Rechazan la sensación adelantada del derrumbe. En ocasiones buscan salvavidas ilusorios. Nada podrá pasarme a bordo del Titanic. Sólo ahí estaré a salvo para siempre. Pequeña muerte, llaman los franceses al orgasmo. Pequeña vida, piensa una mariposa cuando se oculta el sol en las montañas.

relatos y fotos extraídas de http://www.suspendelviaje.blogspot.com/

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