sábado, 19 de septiembre de 2009

Amor de subte A

Me senté a tu lado en Carabobo. Al llegar a Puán comenzaba a inmiscuirme en Malinowsky mientras vos escuchabas a los Beatles en el mp3. Primera Junta olió a perfume importado en tu piel trigueña. Río de Janeiro me dejó ver las playas de tus labios. En Castro Barros pude sentir tu mirada, al fin, sobre mi ser. En Loria rozamos nuestros brazos desnudos. Miserere no tuve misericordia del miedo a sentir. Cuando en Pasco te escuché decir “ahí está la tapita de tu resaltador”, me sentí un Romeo vivo. Por Congreso ya nos habíamos enamorado. En Saenz Peña me bajé contento de haber sentido tal amor de subte, sabiendo que cuando nos veamos nuevamente recordaremos todos los momentos hermosos que pasamos juntos.

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