viernes, 18 de septiembre de 2009

Madrugada de lluvia

Pensaba que ya podía dormir bien. Habían sido unas cuantas madrugadas seguidas de sueño corrido. Hasta anoche. No sé si fue la lluvia, el frío o qué, pero esta madrugada me ardió el alma. Un trueno interrumpió mi sueño y tu ausencia se posó sobre mi cama. Traté de hundir mi nariz en tu pelo, acariciarte la cintura y hacerte cucharita. Traté de imaginar que te hacía el amor y que gemía en tu oreja derecha mientras a un metro y medio la abuela roncaba con la boca abierta. Traté de sentirte conmigo y abrigar tu calidez y tu dulzura. Traté, pero sólo era tu ausencia sobre mi cama. Pensaba que ya podía dormir bien. Hasta noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario