martes, 12 de enero de 2010

Nené

Siempre fue una persona particular. No escatima en sutilidades y escupe verdades tal como Riquelme saliva en un partido. Cuando era chica su madre se la pasaba yendo a la escuela por su mala conducta. Cerca de los noventa años, ahora es a su hija a la que la llaman del geriátrico por sus maneras de decir las cosas.
En la residencia para abuelos de Villa del Parque, la psicóloga trata de “hacerles trabajar la cabeza” a los abuelos. Un día preguntó si sabían palabras que empiecen con la letra p. “Papa, pasta, palo” fueron algunas de las respuestas. Nené no quiso pasar desapercibida: “Pija”. “Muy bien –felicitó la psicóloga-, dijo pizza”. “¡¿Qué pizza?! Dije pija”, le espetó.
La propietaria del geriátrico es una cincuentona que mueve bastante su gran culo al caminar. Nené, casi cotidianamente, le palmeaba la cola.
- ¿Viste que linda cola tengo?- le comentó con orgullo la dueña del culo (y del geriátrico).
- Sí. Y ese culo no se hace con gimnasia...
La dueña se rió con una mezcla de orgullo y vergüenza.
- Cuántas pijas habrán pasado por ahí…

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