sábado, 17 de julio de 2010
Bicentenario enajenado
jueves, 15 de julio de 2010
Frío, periodistas y ONGs
martes, 13 de julio de 2010
Figuritas: un mismo sentimiento de dos pequeños
sábado, 10 de julio de 2010
Don Maci
“La Leo es boliviana, cochabambina pa mejor decir. Los padres de ella nunca me quisieron…esas cosas vio. Éramos vecinos en San Pedro Jujuy, mi pueblito…Un día la alcé de su casa y con lo que teníamos puesto nos escapamos.”
Don Macedonio Espíndola me va contando su historia llena de pausas campesinas. Me pide que acerque leña fina al fogoncito, ramitas y algún que otro tronquito para que se haga bien la llama y la olla de hierro haga crujir la grasa de pella donde navega, vuelta y vuelta, la sopaipilla.
“…llegamos a Tupungato después de un año de andar la cordillera y nos quedamos para siempre. Hice todo. La construcción fue mi fuerte, pero hice todo vio? La uva, la manzana…”
El viejo es fuerte. De voz grave, precisa, la piel curtida por el sol cuyano de los veranos más relucientes y por el zonda, cual “aliento del mismísimo diablo”.
La mañana es de una belleza sobrecogedora.
Las lejanas viñas enrojecidas, el dorado en las alamedas del camino, los ocres y amarillos de las costas del arroyo compitiendo con las alturas diáfanas del cielo y las nieves eternas del Cordón del Plata, confirman aquello de “…no es lo mismo el otoño en Mendoza…”
“En la Carrera levanté la papa, viera qué trabajo compadre…Por ahí anda el canasto…” y señala el galpón dónde un enhiesto canasto de mimbre oscuro parece saludarlo.
“…he llegado a juntar setenta canastadas por día…” dice con el brillo en los ojos retintos.
“¡Meta más fuego compadre! La grasa debe bullir pa que la sopaipilla se quite ligerito…”.
Presuroso, agregó sarmientos y varas de manzano que ardieron de inmediato, como si acataran la orden del paisano. Don Maci, casi sin agacharse, con la destreza y la seguridad del que sabe muy bien lo que hace, pesca la masa dorada, crujiente y, delicadamente la descarga sobre otro canasto que la espera recubierto en papel de astrasa.
“…Aquí nacieron nuestros hijos, aquí hicimos la vida… Esas cosas vio? El campo, la montaña …” y me mira sonriente, pícaro, debajo de su sombrero de ala ancha .
Cuando el canasto desborda, atraviesa las asas de la olla con el pescante y la retira del fogón. Cubre el rescoldo con una chapa, toma el canasto con naturalidad y camina hacia la casa. Lo sigo a unos pasos. Deja el canasto sobre una improvisada mesa de carpintero.
El choco aternura el paisaje, una tijereta le pone música mientras la enorme pava gimiendo, anuncia la presencia de Doña Leo. Esmirriada, delantal recogido en la mano libre, esa bella cochabambina intuye que conozco su gran historia de amor.
Me saluda a dos mejillas, es otra mujer la que en un segundo ocupa su presencia y es una felicidad embriagadora la que me invade.
“Maci, viejo… que está el mate pué…”
Don Maci viene desde el patio que da a los cerros, trae un pan humeando, nueces y miel.
Son mis vecinos, allá en Gualtallary.
Relato escrito por el compañero Ismael Jalil
martes, 6 de julio de 2010
lunes, 5 de julio de 2010
Una compañera y un amor
jueves, 1 de julio de 2010
miércoles, 30 de junio de 2010
Amén
En el jardín lo profundizaron. Me enseñaron a repetir unas oraciones que ni entendía y me inculcaron el temor por cometer pecados. En la primaria continué el mismo camino. Seguí con la cruz colgada de mi cuello y persignándome cada vez que pasaba por la iglesia. Aunque una vez llamaron a mi madre porque en clase de Catequesis, cuando hablaban de buenos y malos, habían puesto como ejemplos a policías y ladrones respectivamente. Había comentado con 9 años que hay gente que puede robar para comer y que había policías ladrones (ya desde chiquitito). Me había salido un cachito de la línea. Aún así tomé la comunión y seguí pensando en que iría al infierno. En ese tiempo estaba empezando a descubrir mi cuerpo y el placer del autosexo. Pensaba que la lujuria era un pecado potenciado que aceleraría ese camino.
Poco a poco el cuestionamiento hacia la existencia de un dios y hacia la cristalización de ese dogma en una institución como la iglesia, se fue acrecentando. ¿Existía realmente un dios? En caso de existir, ¿se llamaba Dios, Cacho o Rubén? ¿En caso de que exista y se llame Dios, la iglesia representaba fielmente las premisas de él y su “supuesto hijo” Jesús?
La adolescencia me encontró bien infiel: mintiendo por deporte, masturbándome en cualquier momento y lugar. La iglesia que hablaba de que “de los pobres es el reino de los cielos”, se quedaba en la premisa y no hacía nada por modificarlo, el Vaticano estaba (y está) lleno de oro… Fue así que empecé a interesarme por la historia de esa institución que signó y arruinó mi infancia. Y no fue la mía la más trágica.
Persiguieron a miles de “infieles”, siempre junto al poder de turno: los señores feudales en la edad media y con la burguesía en la actualidad. Inquisición, matanza de los originarios por no respetar la Biblia y demás demases.
Hoy ya no me hago la señal de la cruz cuando paso frente a la iglesia. Por lo que interpreto, Jesús fue un gran hombre y un revolucionario para la época, por eso lo mataron. Alguna vez dijo: “Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar al reino de los cielos”. Ya ni me acuerdo del “padre nuestro” y cada vez paso por una sede del dogma oficial católico, me beso la wipala que cuelga sobre mi cuello en homenaje a todos los originarios que murieron por y con su venia.
Amén
Foto extraída de aquí: http://blog.cuandocalientaelsol.net/wp-content/uploads/2006/10/amen.jpg
martes, 29 de junio de 2010
La profe II
Ramirez miró contento pero enseguida se escurrió en el banco con vergüenza por la mirada furiosa de sus compañeros de cursada. Aún así no se sorprendió pues para un marxista como lo es él, sin historia nada puede explicarse.
lunes, 14 de junio de 2010
Compañera II
Rosa Luxemburgo
martes, 8 de junio de 2010
Un ratito para la angustia. No más.
Hay que darse ese momento que precedió al impulso de estas líneas y que cerrará esta idea. Pero debe ser sólo un ratite’. No más. Afuera, aquí y ahora hay un mundo con dominantes y dominados. Quien se sumerja en las lágrimas de tristezas e injusticias, sólo tendrá un lugar en las páginas del llanto pero nunca en las de la historia. La angustia es un ratito, la lucha es por y para siempre.
martes, 1 de junio de 2010
martes, 25 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
martes, 18 de mayo de 2010
Unasur, un organismo joven y de cimientos débiles
Lo primero que hay que recordar es que la creación de este organismo se dio en el contexto del reciente asesinato del general de las FARC en territorio ecuatoriano, Reyes, con la invasión de fuerzas colombianas al país bananero. Ese hecho casi desata una guerra entre Bogotá y Quito, a la que se sumó Caracas. Luego de unos duros cruces entre los mandatarios de estos tres países y una cumbre de la OEA en el cual se contuvo la retórica belicista, una frágil paz volvió a la región. Al poco tiempo nació la Unasur “apoyada en la historia compartida de las naciones integrantes y la unidad suramericana”, “afirmando la determinación de construir una identidad y ciudadanía suramericana y desarrollar un espacio regional integrado”.
Si bien es cierto que las naciones integrantes (Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Surinam y Guyana), en líneas generales, tengan una historia compartida, la alianza suramericana es tan simbólica y tan poco real como una alianza de compromiso. En principio por las divergencias político-ideológicas que hay entre los hombres de Estado. Y mucho más aún, con sus pueblos, que todavía piensan en “no mezclar naciones”, “no mezclar etnias” los más racistas. Las diferencias entre los pueblos y la poca comprensión de las diferencias con los otros, son palpables en las calles día a día. En nuestro país la discriminación para con los originarios de Bolivia y Perú, es cotidiana. Y los contrastes entre los presidentes se cristalizaron fácilmente frente dos hechos puntuales: el golpe cívico-militar de Honduras y la utilización de bases colombianas por las fuerzas militares estadounidenses.
En estos últimos dos sucesos, cargados de simbolismo, la entidad suramericana no pudo ejercer un rol protagónico para doblegar al gobierno de facto hondureño ni para condenar enérgicamente la presencia militar yanqui en América Latina. Respecto a Honduras, se abocó a condenar al gobierno de facto, a pedir la restitución de Zelaya y, en algunos países, se echó a los responsables de las cancillerías hondureñas. Pura diplomacia para nada. Ya a casi un año del derrocamiento de Zelaya, se celebraron elecciones, asumió un nuevo presidente reconocido por EE.UU. y por algunos países de la UNASUR como Perú y Colombia.
El caso de las bases es el más emblemático. En la cumbre de la UNASUR de fines de agosto de 2009 celebrada en la ciudad de Bariloche, se abocó a tratar solamente el tema de la utilización de las bases. Desde un lado se pedía una condena enérgica a la instalación de bases, desde el otro Colombia amenazaba romper con el organismo, que en ese caso hubiese dejado de existir. No pasó ni una cosa ni la otra. El documento final tuvo un pronunciamiento contrario a la mayoría de las posiciones de los países “que conciben (no por azar) que la instalación de bases son parte de una estrategia militar de Estados Unidos para la región que amenaza la paz, el orden constitucional y la soberanía de los recursos naturales”. “La presencia de fuerzas militares extranjeras –dice el documento- no puede, con sus medios y recursos vinculados a objetivos propios, amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación suramericana y en consecuencia la paz y seguridad en la región”. En términos diplomáticos suena muy bien, pero la realidad y la historia belicista estadounidense distan de no ser amenazantes. Otro documento de la Fuerza Aérea de EE.UU. explicita que “es una oportunidad para conducir operaciones de espectro completo en América del Sur” y que desde allí “se podrá incrementar la capacidad para conducir operaciones de inteligencia, espionaje y reconocimiento”.
Otro de los factores que le juega en contra al rol que anhela asumir a nivel regional y global la UNASUR, es la campaña diplomática que ha lanzado su miembro más fuerte. Brasil, mediante su presidente, ha recibido a los más importantes jefes de Estado del mundo, y se ha metido en la lista de países que intentarán mediar en dos graves conflictos de índole mundial: el palestino-israelí y el enriquecimiento de uranio iraní. Lula apunta a que, en la posible ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU, Brasil pueda ocupar una plaza. Si el Estado más grande y fuerte de la Unasur, obtiene el derecho a “jugar en las ligas mayores”, su peso a nivel mundial será mucho mayor que el que pueda llegar a desarrollar en un conglomerado de países subdesarrollados.
Mientras los líderes regionales de la UNASUR hablan de redistribución del ingreso, de la pobreza y hasta algunos se jactan de ser “marxistas-leninistas”, muchos de sus habitantes siguen padeciendo los embates de este sistema global. Esta clase de institución regional, como Unasur, hasta ahora no ha mostrado poder para detener un golpe de Estado o la instalación de bases extranjeras. No ha manifestado la firmeza ante la amenaza desestabilizadora estadounidense. Por más que sea intento positivo desde lo institucional, no tiene una proyección sólida por dos razones. Una es que de los integrantes de la Unasur, algunas administraciones son neoliberales y otras intervencionistas en la economía, por poner un ejemplo, son formas bien contrapuestas de administrar la riqueza. La segunda son sus pueblos, en los que reside la verdadera unidad. Si no nos empezamos a ver nosotros verdaderamente como hermanos, jamás podremos lograr la unidad latinoamericana para poder construir la patria grande que soñaron San Martín, Bolívar y, más acá, Ernesto Guevara.
domingo, 16 de mayo de 2010
El equipo de mi barrio
sábado, 15 de mayo de 2010
La parsimonia de su voz. Diario de viaje
miércoles, 12 de mayo de 2010
El color ignorado (la original sin podadora)
Son negados desde hace cinco siglos. Los que llegan al país día a día son tomados como un nuevo fenómeno a pesar de que la historia de la población negra en estas tierras tiene más años que la propia nación Argentina. Su presencia despierta desde la xenofobia de muchos ciudadanos hasta la organización de otros para su asistencia.
Siempre se dijo que en la Argentina no había negros. Domingo Faustino Sarmiento alguna vez se dirigió “feliz” a los integrantes de la Cámara de Diputados “por la ausencia de gauchos, pobres y negros”. El ex presidente Menem volvió a hacer lo mismo más de un siglo después: “En Argentina no hay negros. Ese problema lo tiene Brasil”, dijo en una universidad EE UU. Más allá de la negación del papel de la población negra en la historia oficial del país, ésta comienza a ser cuestionada por los afrodescencientes argentinos y a esto se le suma la llegada al país de una nueva corriente de inmigrantes africanos día tras día.
La trata esclavista en estas tierras
Cuando Europa se encontró con tierras americanas, la trata de esclavos adquirió su gran esplendor. Los primeros negros que fueron traídos al país eran esclavos africanos y llegaron en el siglo XVI. La mayoría venían de Congo y Angola. Entraban por los puertos de Montevideo y Buenos Aires donde luego eran vendidos en mercados de esclavos.
La mayor parte eran enviados al interior del país para realizar tareas agrícolas, otros seguían hasta el Potosí de la fiebre de plata y los demás eran depositados en Buenos Aires o Córdoba parar hacer trabajos domésticos. Muchas familias coloniales vivían de su trabajo. Como señala Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina: “Los esclavos edificaron la casa de sus amos, talaron los bosques, cortaron y molieron las cañas de azúcar, plantaron algodón, cultivaron cacao, cosecharon café y tabaco y rastrearon los cauces en busca del oro. ¿A cuántas Hiroshimas equivalieron sus exterminios sucesivos?”
Se estima que a América latina llegaron vivos 12 millones de 60 que fueron extraídos de África. La mayoría moría en el camino por inanición, hacinamiento y epidemias.
Consumada la Revolución industrial, la burguesía europea decidió abolir la esclavitud. Acá, luego de la Revolución de Mayo, se declaró la libertad de vientres para las madres esclavas. La patria naciente requirió hombres negros para sus expediciones militares. La constitución de 1853 puso final a la esclavitud en lo teoría pero no en la práctica. La abolición fue más aparente que real, ya que muchos siguieron realizando las mismas tareas.
La “desaparición” y su aporte cultural
En 1815 había cerca de un 30% de población negra en Buenos Aires. Hacia 1887 el porcentaje oficial de esta población se redujo al 1,8 por ciento. ¿A qué se debe esta gran reducción de la población negra? Entre las causas se encuentran la gran participación de los negros en los ejércitos que lucharon por la Independencia y en las guerras con Brasil y Paraguay, las bajas tazas de natalidad y las altas de mortalidad frente a las grandes epidemias y el blanqueamiento progresivo por el mestizaje con la gran cantidad de europeos que llegaron a fines del siglo XIX y principios del XX. Para Marisa Pineau, docente e investigadora de la Secretaría de Estudios de Asia y África de la UBA., es más una cuestión de perspectiva: “¿Quién es negro? ¿Quiénes se identifican como negros? ¿A quienes el Estado les dice que es negro? A fines del siglo XIX empezó a construirse un Estado con la impronta del Estado nacional que convenció que lo blanco era mejor y superior y que quienes no tuvieran ese origen trataran de pasar desapercibidos.”
A pesar de la omisión del los ancestros de raza negra de muchos argentinos y del olvido de su presencia en la historia en la construcción del país, hay una gran influencia africana en la cultura argentina. Se estima que hay unos 500 vocablos derivados de leguas africanas. Los santos católicos de color como San Baltasar y San Martín de Porres pueden explicarse ya que las órdenes religiosas tenían grandes cantidades de esclavos.
También es significativa la influencia en los ritmos de las músicas y las danzas. La zamba, la chacarera, el candombe y el tango son productos de la influencia de la música africana. Al trabajar muchos negros como achuradores dieron origen a una de las comidas más tradicionales: los chinchulines asados. “Los africanos y sus descendientes hicieron un gran aporte cultural. Eso enriquece, no hay que esconderlo debajo de la alfombra”, señala Pineau.
Los nuevos africanos, el racismo y las organizaciones
Día a día cada vez más africanos llegan a la Argentina. Esta presencia se empieza a notar y hacerse carne en el paisaje cotidiano porteño. Las cifras van en ascenso y en las calles porteñas la migración africana comienza a percibirse cada vez con mayor énfasis.
Si bien la mayoría de las cifras oficiales no concuerdan con la realidad, algunas de ellas dan cuenta del aumento de la llegada de africanos a la Argentina en estos últimos tiempos. En el último censo del 2001, la población africana empadronada era de 1883 personas. Entre 2006 y 2008 el número de peticiones de refugio subió de 355 a 859, un 142%, según la Comisión Nacional de Refugiados. Entre esos años, más de la mitad de las personas que buscaron asilarse en Argentina provinieron de África. En La Plata se estima que llegan 9 africanos por semana en los cascos de los barcos. No hay datos oficiales pero se estima que los senegaleses, que son mayoría, ya superaron los seis mil.
“La situación para entrar en Europa se les hace cada vez más complicada y por otro lado la legislación actual de la Argentina es muy amplia y acepta el derecho a la inmigración. Eso influye para que cada día lleguen más africanos al país”, explica Pineau.
Mohamed es senegalés, tiene 20 años y llegó al país hace 9 meses escondido en un barco. Estuvo a punto de partir hacia Europa, pero algunos familiares suyos que se encontraban en España e Italia comenzaron a ser perseguidos y acosados por los gobiernos de turno. Vive en una pensión en Floresta junto a otro compatriota y a su hermano menor que llegó hace un mes y medio. “Era difícil vivir allá. Tenía trabajo en el puerto pero ni siquiera me alcanzaba para comer”, comenta con melancolía. Como la mayoría de los africanos trabaja vendiendo bijouterie en la calle. El dinero que gana oscila entre los 60 y 80 pesos promedio por día y a veces canjea mercadería por comida.
María “Pocha” Lamadrid creó la Fundación África Vive en 1997 luego de que el ex-presidente Carlos Menem negara a la población negra argentina en una universidad estadounidense. “Envié una carta a Página 12 respondiéndole al presidente: ‘Acá estamos los negros que usted no conoce’”, recuerda. Es quinta generación de afrodescendientes que llegaron como esclavos desde el Congo. María dice que su organización no busca un color sino que se identifiquen como negros: “Mucha gente me dice ‘mi mamá era negra’. Ese es el problema”. Un censo estimativo de organizaciones de afrodescendientes aseguran que son dos millones los argentinos con ancestros de raza negra. En el censo de este año* se incluirá la pregunta “¿Usted se considera afrodescendiente?”
Lamadrid se pone contenta porque cada día llegan más africanos al país aunque la mayoría no los reconozca como procedentes de África. Los afrodescendientes y los africanos, en general, no se llevan bien. “No nos llevamos bien. No acepté la organización para todos los negros. Me interesa la comunidad nigeriana”, dice Obadiah Alegbe, presidente de la Asociación de Nigerianos en el río de la Plata.”. Su asociación se dedica a promover la cultura y a la ayuda mutual intentando unir a los 1000 nigerianos que afirma que hay en el país.
Una consecuencia indeseable que padecen tanto los afrodescendientes como los africanos es la discriminación, desde la sutil hasta la xenofobia pura. A Bada Sall, una reacción xenófoba casi le cuesta la vida. A los 24 años tuvo que huir de un pueblo del interior de Senegal porque un movimiento guerrillero lo asediaba para que se uniera a sus filas. Hace más de un año que vive en Buenos Aires y en julio del año pasado* un policía, luego de decirle “negro de mierda”, lo golpeó e intentó fusilarlo con su 9 mm. La bala sólo le rozó el pantalón. “Me fui de Senegal para no tener problemas. Y acá casi me mata un policía”, se queja el moreno.
Hay otras dos formas de discriminación hacia los negros mucho más sutiles pero no menos racistas. Una es la “africanizar” algunos focos de pobreza extrema que descubren algunos grandes medios en el interior. Y el otro está en la carga ideológica del lenguaje cotidiano. Concepciones construidas como “trabajo en negro” y toda relación de “lo malo” con “lo oscuro” en nuestras sociedades, dan cuenta de un tinte xenófobo casi naturalizado en lenguaje. “Suena a algo clandestino. No es xenofobia, pero es un término racista igual”, asegura Pineau. Obadiah Alegbe, por su parte relativiza estos dialectos asegurando que “son términos que se utilizan en todo Occidente”. Para muchos África es el continente olvidado. Para otros África es sinónimo de negro. Negro en el sentido común de Argentina parece mala palabra. La historia oficial argentina ha olvidado a los negros. La población se está modificando con los africanos que llegan y forman familias en el país. Eso está cambiando y empieza a reivindicarse la importancia de su aporte en la construcción del país. Así lo afirma Pineau: “Que somos un país de descendientes de europeos nos lo enseñan en la escuela. La historia negó a los negros durante mucho tiempo. Desde hace unos 15 años esto empezó a cambiar para pensar una sociedad argentina multicultural”.
* Si la comparan con la nota publicada, queda empíricamente comprobado que achuraron toda parte histórica.
martes, 11 de mayo de 2010
El color ignorado
El color ignorado
Siempre se dijo que en la Argentina no había negros. Domingo Faustino Sarmiento alguna vez se dirigió «feliz» a los integrantes de la Cámara de Diputados «por la ausencia de gauchos, pobres y negros». El ex presidente Menem hizo lo mismo más de un siglo después: «En Argentina no hay negros. Ese problema lo tiene Brasil», dijo en una universidad de los Estados Unidos. El papel de la población negra fue tradicionalmente negado por la historia oficial del país. Hoy, esta omisión comienza a ser cuestionada por los afrodescencientes argentinos, y a esto se le suma la llegada al país de una nueva corriente de inmigrantes africanos.
En 1815 había cerca de un 30% de población negra en Buenos Aires. Hacia 1887, la tasa se había reducido al 1,8%. Más allá de las causas –la gran participación de los negros en las guerras con Brasil y Paraguay, las altas tasas de mortalidad, entre otras– Marisa Pineau, docente e investigadora de la Secretaría de Estudios de Asia y África de la UBA, asegura que hay también un problema de perspectiva. «¿Quién es negro? ¿Quiénes se identifican como negros? ¿A quiénes el Estado les dice que son negros? A fines del siglo XIX empezó a construirse un Estado nacional con la impronta de que lo blanco era superior y la idea de que quienes no tenían ese origen debían tratar de pasar desapercibidos». Sin embargo, hay una gran influencia africana en la cultura argentina. Además de los numerosos vocablos derivados de lenguas africanas, la presencia de santos católicos de color, como San Baltasar y San Martín de Porres, se explica por la gran cantidad de esclavos que tenían las órdenes religiosas. También es significativa la influencia de los negros en la música, la danza y hasta la gastronomía. La costumbre de comer chinchulines asados, por ejemplo, proviene de la gran cantidad de negros que trabajaban como achuradores.Hoy la presencia de africanos vuelve a hacerse notar en el paisaje cotidiano. El censo de 2001 contabilizó 1.883 personas de ese origen. Entre 2006 y 2008, el número de peticiones de refugio subió de 355 a 859, un 142%, según la Comisión Nacional de Refugiados. Entre esos años, más de la mitad de las personas que buscaron asilarse en Argentina provinieron de África. Algunos llegaron escondidos en las bodegas de los barcos: en 2002, a La Plata arribaron once polizones congoleños y, desde entonces se fueron conociendo otros casos, igualmente conovedores, de chicos que provenían de Guinea, Camerún y Liberia, entre otros países.«La situación para entrar en Europa se les hace cada vez más complicada y, por otro lado, la legislación actual de la Argentina es muy amplia y acepta el derecho a la inmigración. Eso influye para que cada día lleguen más africanos al país», explica Pineau. Mohamed es senegalés, tiene 20 años y llegó a la Argentina hace más de un año, escondido en un barco. Estuvo a punto de partir hacia Europa, pero algunos familiares suyos que se encontraban en España e Italia sufrieron el peso de las leyes antiinmigratorias. Vive en una pensión en Floresta junto con otro compatriota y a su hermano menor que llegó hace unos meses. «Era difícil vivir allá. Tenía trabajo en el puerto pero ni siquiera me alcanzaba para comer», dice. Como la mayoría de los africanos, trabaja vendiendo bijouterie en la calle. El dinero que gana oscila entre 60 y 80 pesos por día y a veces canjea mercadería por comida.
Acá estamosMaría Pocha Lamadrid creó la Fundación África Vive en 1997, luego de que el entonces presidente Carlos Menem negara la existencia de la población negra argentina. «Envié una carta a Página/12 respondiéndole al Presidente: “Acá estamos los negros que usted no conoce”», recuerda. Es quinta generación de afrodescendientes y sus ancestros llegaron como esclavos desde el Congo. «Mucha gente me dice “mi mamá era negra”, pero ellos no se reconocen como negros. Ese es el problema». Un cálculo realizado por las organizaciones de afrodescendientes estima en dos millones la cantidad de argentinos con ancestros de raza negra. Lamadrid considera que es una buena noticia que en la actualidad estén llegando más africanos al país, aunque los afrodescendientes y los africanos, en general, no se lleven demasiado bien. «La nuestra es una organización sólo para la comunidad nigeriana», dice Obadiah Alegbe, presidente de la Asociación de Nigerianos en el río de la Plata. Su asociación se dedica a promover la cultura y la ayuda mutua intentando unir a los 1.000 nigerianos que, según aseguran, hay en el país.Indudablemente, hay algo que comparten los afrodescendientes y los africanos: la discriminación en todas sus formas, desde las más sutiles hasta el racismo más brutal. A Bada Sall, una reacción xenófoba casi le cuesta la vida. A los 24 años tuvo que huir de un pueblo del interior de Senegal porque un movimiento guerrillero lo asediaba para que se uniera a sus filas. Hace más de un año que vive en Buenos Aires y en julio del año pasado, un policía, luego de decirle «negro de mierda», lo golpeó y le disparó con su 9 mm. La bala sólo le rozó el pantalón. Me fui de Senegal para no tener problemas, y acá casi me mata un policía», se queja.La historia oficial ha olvidado a los negros y sus descendientes. Sin embargo, hoy empieza a reivindicarse la importancia de su aporte en la construcción del país. Así lo afirma Pineau: «Que somos un país de descendientes europeos nos lo enseñan en la escuela. La historia negó a los negros durante mucho tiempo. Pero, desde hace unos quince años, esto empezó a cambiar. Quizás estemos empezando a poder pensar una sociedad argentina multicultural».
* nota publicada en la revista Acción de la primera quincena del mes de abril
martes, 4 de mayo de 2010
sábado, 1 de mayo de 2010
"Se es trabajador en oposición al Kapital"
Va a haber muchos que se van a querer adjudicar la carga simbólica de este día. He escuchado a pequeñoburgueses que han dicho que era “su día”. Asimismo con los gerentes, encargados, supervisores, políticos, la policía, los burócratas administrativos del Estado, los operarios encargados de tomar, cesantear y despedir personal y de negociar los salarios a favor de las grandes empresas nacionales y multinacionales. Pero sobre todo, esos cerdos burócratas sindicales, cualquiera sea su alineación política. Puede que los recién nombrados sean asalariados, pero eso no los hace proletarios. Carlitos lo dijo bien claro: “Se es trabajador en oposición al Kapital”. Por ende, todo aquel que garantice su reproducción, siendo asalariado o no, estará siempre en contra de la clase trabajadora. Es el enemigo de la clase.
El 1 de mayo de 1886 los trabajadores de las fábricas de Chicago se declararon en huelga. 5.000 empresas quedaron paralizadas. Hombres, mujeres y niños cumplían jornadas laborales de 14 y hasta 16 horas. Medio millón colmó las avenidas de la ciudad en reclamo del 3 x 8: ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho de ocio. La policía demostró al servicio de quien está. Hubo 6 muertos y decenas de heridos. El 4 de mayo se congregaron nuevamente en una de las plazas más grandes de Chicago. Cuando la policía se acercó, una bomba estalló entre los uniformados, uno murió. Segunda masacre: 38 de muertos, cientos de heridos de bala, miles de huelguistas presos y varios líderes anarco-sindicalistas condenados a la horca. Chicago estuvo en estado de sitio por un largo tiempo. Al tiempo se supo que la bomba había sido implantada por el jefe de las fuerzas represivas del Estado.
EE. UU. es uno de los pocos países del mundo donde no se festeja el 1 de mayo el día del trabajador. Pero es una cuestión simbólica. El día del trabajador es todos los días, ya que a diario sufrimos la explotación de la clase dominante y la alienación del régimen imperante de producción. Hoy, como todos los días, es nuestro día, el de la clase productiva. Hagámoselo recordar a aquellos asalariados que están al servicio de la burguesía, reproduciendo nuestra condición de clase explotada: “Se es trabajador en oposición al Kapital”.
jueves, 29 de abril de 2010
La profe
Profe- ¿No se podría hacer un implante con eso? Encima no sos zurdo vos… ¿no?
Él - Ehhh… sí, pero no
P: Claro. Eso lo sabía. ¿Y no te impide hacer algunas cosas?
É: Lo único de lo que me vería imposibilitado sería de disparar un fusil, pero todavía no están las condiciones dadas…
P: Y bueno. Por eso. Mirá si se llegan a dar…
miércoles, 28 de abril de 2010
Laura Fuego
sábado, 24 de abril de 2010
Obreros: ni un paso atrás. ¡¡¡Dignidad!!!
lunes, 19 de abril de 2010
viernes, 16 de abril de 2010
miércoles, 14 de abril de 2010
El Observatorio Buenos Aires: una estrella oculta en el cielo de Villa Mitre
Quizás muchos vecinos de la zona desconozcan de su existencia, pero desde el año 2000 en Villa Mitre hay un observatorio de astronomía. Es el “Observatorio Buenos Aires” y Patricia Olivella es su directora. El Adán visitó el lugar ubicado en la calle Tres Arroyos entre Gavilán y Caracas y pudo charlar con su directora acerca de la función que puede desempeñar el observatorio tanto para el barrio como para la ciudad y también sobre diversas cuestiones que refieren a su materia.
La idea y el proyecto de hacer un observatorio surgió del trabajo que varias personas hacían en el que había en el Parque Centenario. Eran un grupo de aficionados a la astronomía que se reunían a mirar el cielo. Un día se acercó una guía de turismo educativo a proponer para que se hicieran visitas guiadas para escuelas. Éstas comenzaron a brindarse y se realizaron durante un par de años. Hasta que un grupo de personas “se abrió” porque no coincidían en cuestiones metodológicas y pedagógicas de la manera de enseñar. Entre ese grupo que se escindió, estaba Patricia Olivilla. Todos los que dieron un paso al costado se habían formado en astronomía pero también en pedagogía. Entonces empezaron a proyectar para hacer edificar algo un poco más profesional. “Para enseñar (cualquier materia), hay que saber enseñar”, asegura Olivella.
A medida que inmiscuían en el campo de la enseñanza, empezaron a ver falencias pedagógicas en la forma de enseñar tanto en el Parque Centenario como en el Planetario: “Por más que un espectáculo de astronomía pueda ser hermoso, es difícil mantener la atención de un chico durante una hora”, asegura. Fue así que empezaron a trabajar sobre ese tema. Olivella hizo una maestría en “Didácticas de las Ciencias Naturales” y empezó a conectarse con docentes y profesores “para armar algo que fuera recreativo pero que tuviera una pata didáctica”. En el año 1997 organizaron talleres para distintas escuelas que se ofrecieron en una escuela de Mataderos. Allí se armó un observatorio con telescopios donde enseñaron durante dos años. Luego de un año de parate, en el 2000 consiguieron armar lo que hoy es el “Observatorio Buenos Aires”.
Este grupo presentó un proyecto al gobierno de la Ciudad y obtuvo un crédito a tasa 0 % para hacerlo realidad. Tuvo tan buena repercusión a nivel institucional que, una vez instalado, fue difundido por varios medios televisivos. “Se enteró más gente de afuera, que del barrio”, se lamenta la directora. El GCBA durante varios años proveyó docentes al observatorio, a los que le pagaba el sueldo.
Patricia vive en la planta baja del edificio y en la planta alta está instalado el observatorio que cuenta con una amplia sala y con los medios para recibir a un curso de 40 alumnos. Hay maquetas en miniaturas de otros observatorios de astronomía como el maya de Chichén Itzá, de vehículos especiales de la NASA, telescopios de distinta índole y demás cosas de interés.
En lo que respecta al contenido, la temática a tratar es la misma ahora que en sus comienzos. Se busca dentro de los contenidos curriculares de las escuelas primarias qué se enseña de astronomía y sobre esa base se organizan distintas actividades. Para jardín de infantes se trabaja sobre “el día y la noche”, con lo visual, lo más próximo al niño. “Si uno tiene la tentación de contar todo lo que sabe sin ponerse en el lugar del que está aprendiendo, seguramente se fallará en la enseñaza. Esto es un proceso de ida y vuelta; de enseñanza y aprendizaje. Para 1º, 2º, 3º y 4º se les explican los cambios en el cielo. De 5º a 7º se trabaja con las estaciones del año.
También se reciben a escuelas secundarias, pero “siempre adaptando los contenidos curriculares que desee el profesor y según lo que enseñe (matemática, geografía, historia, etc.).
En el observatorio se dieron cursos de astronomía con mucho éxito a un arancel muy bajo. En sus principios tuvieron que abrir 3 niveles de astronomía con clases de entre 25 y 30 alumnos durante todos los días de la semana. Luego vino la crisis de fines de 2001 y con ella se frenó la actividad. “Hubo un gran recambio de personal. De casi no dar a basto, se pasó a tener una sola visita semanal. Acá siempre funcionamos como una cooperativa. Repartíamos las ganancias proporcionalmente, por lo que muchos docentes optaron por buscarse otros trabajos”, recuerda Olivella.
El observatorio estuvo dos años con pocas visitas y cuando pensaban que todo conducía a su cierre, empezaron de los colegios a llamar sin que el Observatorio Buenos Aires hiciera ninguna clase de difusión. Al tiempo que también volvieron a solicitar los cursos, los que se brindaron a distancia y tuvieron una gran aceptación con alumnos tanto en el interior como en el exterior del país.
Una de las actividades que quizás más recuerden los vecinos fue el traslado de los telescopios a la Plaza Saenz Peña en agosto de 2003 para ver “la oposición de Marte” (la aproximación más cercana de la historia entre el planeta rojo y la Tierra) y para observar los eclipses de Luna de mayo y diciembre de ese mismo año.
El objetivo del Observatorio para este año, es renovar todo el material didáctico y de contenido para poder actualizarlo y tenerlo al día. Apuntan a seguir trabajando preferentemente con escuelas. “Nos gustaría que se acercasen más las escuelas del barrio. Hay colegios que están desde hace décadas y jamás nos llamaron”, reclama Olivella.
En líneas generales, la visita para los colegios dura cerca de 90 minutos. A los alumnos se les entrega material didáctico y, a diferencia del Planetario, los chicos participan mucho de la visita, plantean sus dudas, preguntan y aprenden de una manera diferente. Patrica explica el método: “Se trata de que los chicos deduzcan por sus medios. A sus dudas, les repreguntamos para ver qué teoría tienen sobre equis cosa y la ponemos en cuestión. Así aprenden mucho más”.
La charla está armada de manera tal que se brinda la información de la que más llama la atención a los chicos como los viajes tripulados de la NASA, pero también se pone el foco sobre las actividades científicas que se realizan a nivel local como las dirigidas por la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales). Es política del observatorio hacer pie en la astronomía local. Así lo afirma: “Acá hay una maqueta del Observatorio maya. Con el objetivo de recuperar esas cosas que (no por casualidad) están olvidadas. Siempre tratamos de contarles a los chicos la importancia de la astronomía para la sociedad maya y que no era sólo una práctica religiosa. El calendario de los mayas es mucho más preciso que el cristiano que usamos actualmente. Para la época que los mayas tenían datos astronómicos muy precisos, en Europa -lo que creemos “la cuna de nuestra cultura”- todavía usaban números romanos desconociendo la existencia del cero (0). Acá armamos la visita teniendo siempre una visión recuperadora de nuestras raíces nacionales, latinoamericanas y de los pueblos originarios”.
Con la misma idea de querer identificar al observatorio con “lo nuestro” fue que se le puso el nombre: “Observatorio Buenos Aires”. Esto le ha traído algunos inconvenientes ya que muchos piensan que es un lugar de entidad pública y, por ende, gratuito. Se han comunicado hasta de organismos ligados a la NASA con la idea de que era un Observatorio del gobierno porteño.
Otro de los objetivos a largo plazo y “un sueño”, según lo describe Olivella, es “tener un edificio más grande para uso exclusivo del Observatorio y donde se puedan ampliar las tareas y actividades que incluso no sean de astronomía pero que puedan aportar culturalmente y científicamente para la sociedad.
Para no quedarnos únicamente en lo que refiere al Observatorio del barrio. También le consultamos sobre algunas cuestiones que pueden llegar a resultar de interés general.
- En algún momento se habló de que se había producido un cambio en el eje de rotación de la Tierra ¿qué opinión le merecen esta clase de teorías?
- No se ha producido ningún cambio en el eje de rotación de la Tierra que sea perceptible. El eje de rotación es la línea imaginaria alrededor de la cual rota la Tierra. Tiene un inclinación de aproximadamente 23º respecto de la vertical y realiza un movimiento como de trompo (que produce un fenómeno difícil de explicar que se llama “presesión de los equinoccios”), completando un círculo cada 26.000 años. La captaciòn de este movimiento es absolutamente imperceptible. En el año 2005, un geofísico de la NASA dijo que un terremoto había modificado la inclinación del eje una milésima de segundo de arco. Pero esto no sólo es imperceptible sino prácticamente imposible de demostrar. La otra versión que circulando en el ámbito científico, acerca de que si un día a la misma hora todos nos poníamos a saltar al mismo tiempo para así modificar la inclinación del eje y evitar el calentamiento global, me parece una cargada. Es una farsa que desvía la atención de un problema real y verdaderamente serio como lo es el calentamiento global.
- ¿Cómo repercute la contaminación en el cambio climático y a quienes son los responsables?
- El cambio climático es un hecho. Ya estamos padeciendo sus consecuencias tal como fueron predichas hace años: lo que vamos a tener -y cada vez con más frecuencia- es el aumento de eventos extremos. Esto quiere decir que cada vez habrá tormentas más fuertes, sequías más graves, olas de calor más serias y fríos más intensos. De hecho ya está sucediendo. La responsabilidad es, indudablemente, de los países industrializados que son los principales emisores de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2). El CO2 se produce fundamentalmente por el uso de combustibles fósiles como el petróleo, y no caben dudas de que los principales contaminantes son por lo tanto los países desarrollados. Son ellos los que primero deberían reducir su producción de gases contaminantes. Lo que sucedió en la cumbre climática de Copenhague (ver número anterior de El Adán) fue una verdadera vergüenza para la humanidad. Allí, presidentes que habían despertado algún tipo de esperanza de cambio como Barak Obama, se quitaron la careta y mostraron que son apenas una versión morigerada de sus antecesores.
- Más allá de los grandes grupos económicos y de los presidentes de los grandes países que los representan, ¿qué grado de culpabilidad puede tener la población común?
- A pesar de que tener bien claro quienes son los verdaderos responsables de la contaminación mundial, a veces resulta sorprendente ver como “la gente común”, que se queja de las inundaciones, las sequías y el calor, al mismo tiempo no toma posturas más firmes en contra de la deforestación. Los bosques, los árboles, son los únicos mecanismos naturales capaces de mitigar el efecto invernadero absorbiendo el CO2 para liberarlo en forma de oxígeno. En el país, por ejemplo, todos deberíamos tomar más conciencia de que si se siguen talando bosques para sembrar soja, el efecto invernadero seguirá avanzando a pasos agigantados. Mucha gente que tomó determinada posición en defensa de los grades propietarios del agro y no se dan cuenta de que “gracias” a los monocultivos y a la extensión de la frontera agrícola, están talando bosques nativos y siendo co-responsables de que estos fenómenos se incrementen. Un ejemplo: el glifosato que se utiliza como pesticida, también está interviniendo en la cadena trófica. Al haber más humedad, al hacer más calor, hay más mosquitos, entre ellos el dengue que de esta manera se reproduce con mayor facilidad. Es infinita la cantidad de pequeños factores que se van alterando con mover una sola pieza del rompecabezas de la Madre Naturaleza.
¿De qué somos responsables directos los habitantes de las ciudades en la contaminación?
- En la ciudad misma, si seguimos talando árboles para construir más garages o podándolos salvajemente para que haya calles más iluminadas, volveremos a caer en la misma contradicción de renegar contra la contaminación y al mismo tiempo contribuir diariamente a su aumento. Igualmente, no somos todos igualmente responsables.
- ¿Piensa que en un lapso no muy extenso de tiempo la Tierra puede llegar a alguna especie de cataclismo?
- No creo que cataclismo. Ese término está ligado a algo repentino e inesperado. Lo sí va a pasar, de continuar con esta contaminación, es que progresivamente se va a dañar tanto el medio ambiente que la vida se va a hacer cada vez más dificultosa. Es más, está pasando. Esto de que haya habido tres tormentas en una semana, estaba previsto. Si bien esto compete más a los meteorólogos, los astrónomos estudiamos a la Tierra con su atmósfera, con todas sus biosferas. Muchos astrónomos toman al planeta Venus como modelo de lo que puede llegar a pasarle al Planeta si se siguen enviando gases de efecto invernadero a la atmósfera. Venus es un planeta que tiene una atmósfera tan densa que adentro es un infierno de calor. Esto es porque está más cerca del Sol que la Tierra y toda la radiación solar que entra no puede salir por la densidad de su atmósfera.
- ¿Cómo evalúa la política del gobierno nacional respecto a la astronomía?
- No creo que haya una política específica respecto a la astronomía. Ni de este gobierno ni de ningún otro. Quizás tampoco debería haberla. Este es un país con otras necesidades más urgentes que resolver que no estén resueltas. Sí rescato como algo positivo el paso de Ciencia y Tecnología de Secretaría a Ministerio, que por primera vez se introdujeran temas específicos de astronomía en las escuelas primarias y el hecho de hacer participar a las Universidades Nacionales como asesoras en los proyectos científicos.
- ¿Qué evaluación y crítica hace del desarrollo astronómico argentino?
- La Argentina es un país que no tiene un desarrollo importante. No es un área en la que el país se halla destacado. Son otras las áreas en donde se destacaron profesionales argentinos. No es un área que ha tenido mucha entrada en el campo científico argentino.
* Nota publicada en el diario "El Adán de Buenos Ayres".
lunes, 12 de abril de 2010
Haití: un país empobrecido por el despojo imperial agravado por un terremoto
Haití es un cliché. Todo el mundo, luego del devastador terremoto que dejó cerca de 150 mil muertos y alrededor de un millón de desplazados, se horroriza por los haitianos, envía donaciones y hasta han surgido oleadas mundiales de familias que desean adoptar “un negrito pobre”. Los medios nacionales también se acordaron que existe un lugar que se llama Haití. Abordaron la tragedia del 12 de enero desde una perspectiva bien coyuntural. Quizás la más llamativa y la que expresa una visión bien occidentalista es la que comunicó el canal de TV C5N, titulando alguno de sus informes como “El cruel destino de Haití”. Este país tuvo un papel relevante en el comercio mundial del siglo XVIII y que hoy en día tenga tres cuartas partes de la población viviendo en la extrema pobreza, dista realmente de ser un “cruel destino” sino de algo bien pertrechado. Es más, existen sospechas de que hasta lo más natural, como puede parecer un terremoto, haya sido intencional.
Haití fue primero colonia española y luego francesa. Una pieza clave en lo que muchos historiadores denominan “el primer negocio de carácter global” donde Europa traía a tierras americanas esclavos desde África para trabajar la tierra, se lleva materias primas y traía manufacturas desde Europa. Para el año de la Revolución Francesa (1789), Saint Domingue era considerada una de las colonias más ricas ya que producía más de la mitad del azúcar y el café del mundo. En contraposición con la Revolución que tiene como símbolo la Toma de la Bastilla, la Revolución haitiana -que empieza a manifestarse en 1791 con las primeras revueltas en las plantaciones y culmina en 1804 con su Independencia- no buscó los “ideales de libertad” sino que luchó con las armas contra la esclavitud para obtener en los hechos esa libertad.
El nuevo orden naciente, no le perdonó nunca a Haití ser la primera Nación en liberarse mediante una revolución antiesclavista, reivindicando la negritud con la ayuda de las armas de Simón Bolivar. La guerra de liberación duró 13 años y los rebeldes vencieron a las tropas napoleónicas. La esclavitud seguía en práctica y ninguna Nación ayudó y reconoció al nuevo país. Entre EE.UU. y las potencias europeas boicotearon económica y comercialmente y el país se bañó de sangre con guerras civiles que duraron cerca de un siglo.
Durante la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos, que ya se perfilaba como el nuevo imperio, ocupó y gobernó directamente en la isla hasta 1934 con la complicidad de las elites locales. En este contexto el pueblo negro organizó una rebelión. Su comandante, Charlemagne Péralte fue crucificado en la puerta de una iglesia. La injerencia estadounidense continuó desestabilizando gobiernos, estableciendo dictaduras (como la de Duvalier entre el 57 y el 86 que dejó más de 30 mil muertos) y también en materia económica (en los 70 EE.UU obligó al gobierno de la isla a suprimir los aranceles sobre el arroz importado y miles de campesinos terminaron en la ruina por la entrada masiva del subvencionado arroz yanqui).
Luego de un par de gobiernos democráticos funcionales al poder económico norteamericano, en el 2004, en el contexto de la extensión de su política guerrerista post-11S, Estados Unidos volvió a intervenir militarmente Haití. Como la resistencia anti-imperialista desbordó a los marines en Irak y Afganistán, el envío masivo de tropas hacia Medio Oriente, hizo que la ocupación militar estadounidense en Haití quede a cargo de la ONU. Estados de todo el mundo enviaron tropas para entrenar a las fuerzas de seguridad locales y así continuar con la ocupación militar. Entre las fuerzas se encuentran 556 militares y gendarmes argentinos. Las “tropas de paz” de la ONU están acusadas del asesinato de de centenares de personas e infinitas denuncias de torturas y violaciones.
Con el desastre del 12 de enero, Haití se encuentra bajo una nueva etapa de ocupación militar. El sismo de 7.3 grados en la escala de Ritcher que tuvo epicentro en Santo Domingo y el posterior desastre humanitario, fue la excusa perfecta para una nueva intervención militar de EE.UU. Obama envió 13.000 hombres. Esta nueva ocupación militar puede ser interpretada desde dos perspectivas que certifican que Estados Unidos no está dispuesto a ceder ni un centímetro de su poder hegemónico mundial. La primera es que es un paso más en la política de extensión regional que Estados Unidos tiene para con Latinoamérica, sumándose a la apertura de la IV Flota y al despliegue militar en bases de distintos países. La otra es que las tropas podrán influir sobre la burguesía haitiana para adjudicarse las futuras licitaciones de lo que será “la reconstrucción del país”.
Haití es el país más empobrecido del continente. Al momento del terremoto, sus 9 millones de habitantes tenían una expectativa de vida de 52 años, la mortalidad infantil era del 77 por ciento, la mitad de la población vivía con menos de un dólar al día y el 75 con menos de dos, importaba el 55 por ciento de sus alimentos, dos millones de sus habitantes se alimentaban por el Programa Alimentario Mundial, la ayuda internacional constituía la mitad de los ingresos del Estado y otra gran parte sobrevivía gracias a las remesas que enviaban sus coterráneos en el exilio. Después del sismo, seguramente estas cifras se profundicen.
A esto hay que agregar que la tragedia se magnificó porque la mitad de las barriadas pobres se instalaban en zonas de pendientes o cerca de las orillas del mar. Los sismos causan más víctimas en un país empobrecido que en uno desarrollado o que en otro que planea políticas de prevención de esta clase de fenómenos. Ante los mismos fenómenos naturales, en Cuba muere un habitante por cada 260 haitianos.
A toda esta historia de saqueos y arrebatos a las que ha sido sometida el pueblo haitiano, hay que agregarle la peor de las sospechas. Una investigación hecha por el periodista Benjamín Fullford, que tuvo masiva divulgación en la web, asegura que Estados Unidos tiene la capacidad de producir terremotos. El periodista investigó sobre el HAARP (High frequency Active Auroral Research Program) y asegura esto es real.
HAARP es una gran antena con la que se emite energía de frecuencia de radio hacia la atmósfera superior. Los generadores eléctricos de las estaciones de HAARP están en Alaska y Groenlandia. La Marina y las FFAA estadounidenses fueron y son los encargados de dirigir este proyecto.
La investigación de Fullford sostiene que al emitir miles de millones de vatios a la ionosfera -que es la parte “energizada” del planeta-, el rayo emitido por las antenas del HAARP empuja la ionosfera hacia arriba y ésta rebota. Si se ajustan las vibraciones a las rocas que están debajo de un objetivo, esto puede causar un terremoto. Un tomografista estadounidense asegura que en el año 93 se practicaba la radiotomografía con 30 vatios para buscar pozos petroleros subterráneos. HAARP emite miles de millones de vatios. La misma máquina puede calentar el agua para causar terremotos. El calentamiento del agua es el que provoca altas y bajas presiones. Éstas pueden direccionarse hacia una tormenta tropical convirtiéndola en un ciclón o en un huracán.
Fullford asegura que esta emisión de microondas de vatios se puede divisar en el cielo como una bola de fuego o como una aurora boreal. Antes de que se produjera en mayo del 2008 un terremoto al sudoeste de China, algunos habitantes captaron imágenes en las que se pueden ver esta clase de luces en el cielo. Un satélite tailandés detectó justo antes del tsunami del 2004 que mató a 300.000 personas, una bajada brusca de energía de más del 50 por ciento de la energía eléctrica de la ionosfera. Esto es lo que podría provocar el HAARP.
De los desastres naturales sospechados de ser provocados por HAARP, aparte del terremoto de China y el tsunami de Indonesia , está también el ciclón de 2008 que arrasó Myanmar y el reciente que azotó a Haití.
Más allá de lo polémico y de las sospechas de veracidad del informe, el mismo pone en debate los proyectos de Estados Unidos en la fabricación de armas cada vez más novedosas, más mortales y de la forma más encubierta. Con la Segunda Guerra ya ganada, EE.UU. lanzó dos bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki. No sería llamativo que volvieran a utilizar esta clase de armas de destrucción masiva.
Lo que queda bien claro al hacer una revisión histórica de Haití, es que su empobrecimiento y las misceláneas formas en las que sobrevive su pueblo no producto de un cruel destino, sino de un presente acarreado por la historia del despojo imperial. Como bien aseguró el filósofo Michael Foucault: “Las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un destino ni a una mecánica, sino al azar de la lucha”.
* Nota publicada en el diario "El Adán de Buenos Ayres".
domingo, 11 de abril de 2010
Compañera
sábado, 10 de abril de 2010
El analfebeto político
BERTOLT BRECHT
martes, 6 de abril de 2010
El aislamiento tecnológico y la cultura de masas
Carlos Mangone.
* El paréntesis es del autor, o sea Suela, o sea qué-se-yo. (¿O sé yo?)
** Del paréntesis de la llamada para explicar el parentesis del cuerpo del texto, tampoco hay certezas que sea de Suela o devayaunoasaberquien
***Otra paradoja es que se critica el asilamiento técnológico y usted está sentado ahí, en similar posición que cuando fue escrito y subido este párrafo.
sábado, 27 de marzo de 2010
El lenguaje
* fragmento extraído de "Patas arriba" de Eduardo Galeano
jueves, 18 de marzo de 2010
Salud Mental
Cualquiera en agonía somática gozará de una muerte sosegada, pero pobre de aquel estólido que no muera nunca. Sufrirá de judicialización, le harán causa por debilidad mental, intervendrán abogados y fiscales, tendrá a su lado frailes que le hablarán del ascenso a los cielos, –claro- mientras que a estos ni los internan ni los acusan de delirantes.
La doble dependencia del enfermo mental tanto del clínico como de la justicia complica las cosas. Internaciones tendenciosas sin necesidad clínica eternizan el aislamiento de la víctima.
En la reunión forzada de la reclusión conviven verdaderos enfermos mentales con linyeras, delincuentes encarcelados, tilingos e inocentes pauperizados.
Allí se confunde la salud mental con la lacra social.
Es necesario dedicar el presupuesto de salud exclusivamente a los pacientes, así como la “desjudialización” de las enfermedades del encéfalo.
* el artículo fue redactado por la polilla intelectual en el taller de periodismo del Frente de Artistas del Borda
martes, 9 de marzo de 2010
A Martín la máquina le ha enseñado...
Martín es sólo un niño. Vende estampitas y luce una remera de Boca con la 9 de Martín en la espalda. Vive en la calle bajo un puente con su madre y sus seis hermanos. Su padre está preso en Devoto.
- Cuando seas grande, ¿qué te gustaría ser Martín?
- Policía
Es obvio. Martín no quiere correr la “suerte” de todo indigente. La máquina le ha enseñado que, siendo pobre y dentro de su lógica, para no ser reprimido tiene reprimir.
Foto extraída de aquí: http://criticadigital.com.ar/impresa/fotos/20_408.jpg
viernes, 5 de marzo de 2010
domingo, 21 de febrero de 2010
No muerde…
Arribó mi hermanito el más pequeño y, como cumplió años, el curda y el perro le cantaron el “feliz cumpleaños”. “¡Acaricialo! No muerde…”, aclaró el hombre mientras Joel se reía descaradamente con sus grandes cachetes sonrojados. Charlaron los tres un rato largo. Luego llegó una señora y sentose justo frente a él, a menos de un metro. Estaba bien vestida, cuarentona… En fin, una posible víctima del acoso de alguien que tomó unas copas. Pidió un café con leche con tres medialunas. Al instante llamó preguntando si ya estaba marchando. El hombre le había dicho algo seguro. Le pedimos un poco de comprensión y le ofrecimos cambiarse de lugar. Al borracho no lo íbamos a echar. La señora entendió. Enseguida el hombre pagó y enfiló para la puerta. “Le hablaba al peluche, me preguntó si estaba sola porque era lesbiana…”, contó un poco horrorizada y otro tanto sorprendida. No pude aguantar la risa que contagió a la señora mientras el hombre se marchó a paso vaivén hasta el cordón donde frenó un taxi. Antes de subirse se dio vuelta, me miró y repitió: “¡Qué de problemas que voy a tener cuando llegue a casa!” Lo miramos sin seguir entendiendo. “Tengo uno igual a éste y se va a poner de celoso cuando llegue... Éste me salió más caro que el de verdad. A-A-A…”.
miércoles, 17 de febrero de 2010
De a poquito, pero sin freno, el Planeta se enfila hacia el cataclismo
Copenhague: donde los poderosos le dan la espalda al destino de La Tierra
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático que se realizó en la ciudad de Copenhague en diciembre pasado pasó con pena y sin gloria. Esta cumbre si dejó algo en claro: si realmente se desea que la raza humana no desaparezca en un futuro, se van a tener que hacer cambios significativos en los modos de producción. De seguir de esta manera, alentando la voracidad del consumo y maximizando ganancias a cualquier costo, el Planeta corre riesgos de daños irreversibles.
Es innegable que las inundaciones, incendios forestales, sismos y demás fenómenos naturales han aumentado en los últimos años producto del recalentamiento del Planeta. Es por eso que para algunos optimistas, la Cumbre realizada durante diciembre pasado en Copenhague era una de las últimas oportunidades de cambiar las pautas de producción para salvar nuestra civilización en La Tierra. Y no es una exageración.
Los días previos a la cumbre eran de un gran optimismo para la prensa y las clases políticas mundiales. Supuestamente, Estados Unidos se comprometería a reducir significativamente sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Estaba todo listo para que sea un éxito, por lo menos en las palabras. El Nobel de la Paz que envió hace unos meses a 30 mil jóvenes a la carnicería que se convirtió la guerra contra los talibán en Pakistán y Afganistán, llegaría sobre el cierre, daría la noticia de un acuerdo con China y la India y la cumbre terminaría con un acuerdo para salvar al Planeta. Y como en una película de Holliwood, EE.UU. preservaría a la especie humana del desastre.
Nada de eso pasó. Si el Protocolo de Kyoto fue un fracaso, el documento firmado en Copenhague es una burla. Al cerrar la Cumbre, el texto impulsado por EE.UU. no establece ni fechas ni porcentajes para la reducción de las emisiones de gases y se limita a proclamar que “el calentamiento global es un problema grave del planeta”.
El antecedente de Kyoto
El protocolo de Kyoto, firmado en 1997, fijó que para el 2012 se reducirían en un 5 por ciento la cantidad de gases emitidos a nivel global en comparación con los tomados en el año 1990. Las disminuciones -aunque insignificantes para el frenar el calentamiento global- no fueron cumplidas por ninguno de los países desarrollados. Para que se plasme el Protocolo, este debía ser ratificado por los presidentes de los países responsables de al menos un 55 por ciento de la emisiones de dióxido de carbono. El tratado entró en vigencia cuando Rusia lo ratificó recién en 2004, luego de que la Unión Europea se comprometiera a abonar el dinero para la reconversión de su industria. Ni Bill Clinton ni George Bush hijo ratificaron el acuerdo. Es más, en el 2001 EE.UU. se retiró del Protocolo.
La hipocresía adentro
La Cumbre de Copenhague se desarrolló en un gran clima de hostilidad retórica donde ni China ni Estados Unidos (las dos naciones más contaminantes) quisieron ceder ni un milímetro respecto del otro. El grupo de los 130 países en desarrollo tuvo un rol poco relevante en las decisiones finales. Quizás hayan sido los representantes latinoamericanos del ALBA los que tuvieron la posición más firme respecto al objetivo de la Conferencia, ya que fueron los únicos que no estuvieron de acuerdo con el vergonzoso documento con el que culminó la Cumbre para encontrarle solución al Cambio Climático.
Al optimismo del principio se le coló un escándalo justo un día antes de empezar la cumbre. Un intercambio de correos entre investigadores que participarían de la conferencia mundial fueron publicados en sitios de Internet. En los mismos se intentaba manipular las cifras para relativizar las razones del cambio climático. Esta filtración pública revelo como muchos directivos políticos, ligados a hegemónicos grupos económicos con todos sus aparatos burocráticos detrás, intentaban mentirle al mundo sobre las consecuencias del cambio climático, para seguir ganando cifras millonarias sin el menor respeto por la naturaleza y la vida de los pueblos.
Unos días más tarde del escándalo inicial, el grupo que representaba a los 130 países en desarrollo –entre ellos la Argentina- amagó con retirarse de la conferencia. Alegaban que “los países más desarrollados no tenían intenciones de ceder una suma de dinero importante para reformar las industrias de los países en vías de desarrollo”. Ese mismo día, luego de negociaciones, presiones y promesas de los mas poderosos, regresaron a la cumbre y al final terminaron firmando el documento con el que cerró Copenhague.
Otro momento candente se dio casi sobre el final. Con la presión de tener el cierre de la cumbre sobre sus hombros, y sin ningún acuerdo importante y concreto para ceder algún gramo de GEI, (Gases de Efecto Invernadero), los diplomáticos chinos y estadounidenses tuvieron discusiones encarnizadas ya que no se ponían de acuerdo en dos temas: la cuota de reducción de GEI que le tenía que corresponder a cada uno y cómo se administrarían los fondos para los países más pobres. China aseguró que si su economía se duplica -como se estima- para el año 2020, sólo aumentará en un 50, y no en un 100 por ciento, la emisión de gases respecto a los niveles del 2005. Por su parte, EE.UU. se comprometió a reducir apenas un 17 por ciento para el año 2020 respecto de la cantidad de emisiones del 2005. Sería cerca de un 4 por ciento respecto del acuerdo de Kyoto. En el acuerdo final no figura escrito nada de eso.
Quizás la posición más tajante respecto de la farsa que resultó Copenhague la tomaron los países del ALBA (Cuba, Bolivia, Venezuela y Nicaragua) sumado a Sudán, quienes se opusieron al documento final firmado por la mayoría. Más allá de algunos cuestionamientos en materia política, social y económica que se le puedan hacer a Hugo Chávez y a Evo Morales, fueron los que se pronunciaron de manera más racional respecto al papelón que resultó la Cumbre Climática.
Evo, el primer presidente descendiente de originarios de América Latina explicó que “el cambio climático no es una causa sino una consecuencia del modo de producción capitalista” y aseguró que “los países ricos tienen una deuda climática con los países pobres y deben pagar para devolverle el espacio atmosférico arrebatado”. También calificó de ridícula la cifra de 10.000 millones de dólares anuales ofrecidos por EE.UU. hasta el año 2012 para reformar las industrias de los países subdesarrollados. Por su parte, el líder bolivariano se hizo eco de una de las arengas de los miles de jóvenes que protestaban afuera: “¡Si el clima fuera un banco ya lo hubieran salvado!”.
La represión en las calles
Si hubo un acuerdo entre varios países fue para reprimir. Las fuerzas de seguridad danesas fueron reforzadas por policías de Noruega, Alemania y Suecia. Antes del comienzo de la cumbre, el Parlamento danés sancionó una norma que otorgó a la policía amplios poderes para realizar detenciones preventivas y alargar las penas de prisión por desobediencia civil.
La represión a los miles de jóvenes que llegaron de toda Europa para protestar fue de gran magnitud. Muchos corresponsales de diarios argentinos y de otros países latinos así lo afirmaron en sus crónicas. El Estado de Dinamarca arrestó a razón de casi 500 personas por día. Hubo palos, golpes, gas pimienta y gases lacrimógenos. Los detenidos eran llevados a una especie de campo de concentración cerca del puerto donde se improvisó una cárcel construida con alambradas. La mayoría eran esposados con precintos y abrazaderas y los mantenían esposados durante horas con los brazos en la espalda y tirados sobre el frío suelo europeo.
El planeta en peligro
Más allá de lo que pueda analizarse de la coyuntura sobre la Cumbre, el problema de fondo es, como siempre, el dinero. Para atenuar los efectos del cambio climático, los científicos aseguraban que deben recortarse en un 30 ó 40 por ciento las emisiones de GEI para que la temperatura promedio de la Tierra no aumente en más de dos grados en el corto plazo. Y eso cuesta plata.
Los países desarrollados son responsables del 80 por ciento de las emisiones de gases y no quieren pagarle a los más pobres para saldar la deuda ambiental que tienen con ellos por las consecuencias que padecen producto de la contaminación de los ricos. Según algunos especialistas, una doceava parte de la plata que se utilizó para salvar a todas las entidades bancarias entre 2008 y 2009 bastaría para realizar tareas significativas que eviten el aumento del calentamiento global. El dinero requerido sería una cifra menor de todos los gastos militares que se hacen al año en el mundo.
En una pelea entre dos potencias por dominar el mercado económico, ninguno está dispuesto a ceder ni un peso. Los que más contaminan son los que más producen: EE.UU. y China. Para disminuir la emisión de gases se debe -entre otras cosas.- disminuir la producción y -por ende- el consumo. Eso se traduce en ceder ganancias y generar una política de racionalización del consumo. Y bajo el modo de producción capitalista (maximización de ganancias al menor costo posible) eso sería una contradicción. Ni siquiera quieren hacer concesiones, aunque sea la supervivencia de la raza humana la que esté en peligro.
Y no es una frase sin sustento empírico. De ser reales las proyecciones de aumentos de emisiones de GEI, y si se continúan deforestando bosques, para dentro de 40 años la temperatura de la Tierra aumentará entre dos y casi cinco grados. Los glaciares y los polos se derretirán elevando el nivel de los océanos, las islas desaparecerán, las ciudades costeras se inundarán, se extenderán las sequías y los huracanes, tornados y tifones se contaran por miles. Esto afectará a un cuarto de la población mundial, sobre todo a los habitantes del Hemisferio Sur.
Como bien señaló Ignacio Ramonet, director de la edición española de Le Monde Diplomatique, “existe una grave contradicción entre la lógica del capitalismo (crecimiento ininterrumpido, avidez de ganancias, explotación sin fronteras) y la nueva austeridad indispensable para evitar el cataclismo climático”. El título de la nota era “Ultimátum a la Tierra”. De seguir con este voraz consumo de los recursos naturales es una certeza que nuestros descendientes se verán en serios problemas de subsistencia.
Kyoto puso metas y terminó siendo un fracaso. Copenhague ni siquiera eso, fue una burla. ¿Qué se puede esperar de la Cumbre Climática que se realizará este año en México? Mientras tanto el Planeta, de a poquito pero sin freno, se enfila hacia el cataclismo.
* Nota publicada en el diario "El Adán de Buenos Ayres" en el mes de enero de 2010